miércoles, 27 de agosto de 2014

Análisis de La Sociedad del Espectáculo – Guy Debord

Empezamos a entender “La sociedad del espectáculo” al definir la palabra espectáculo. Dentro de las definiciones de la RAE, la que más se aproxima es “Cosa que se ofrece a la vista o a la contemplación intelectual y es capaz de atraer la atención y mover el ánimo infundiéndole deleite, asombro, dolor y otros afectos más o menos vivos o nobles.” Es decir, dentro del contexto de la película, el espectáculo puede ser tanto obras de arte, cine, televisión, publicidad, hechos históricos o públicos, etc.

Aclarado esto, entendemos ahora que la película denuncia la manipulación del espectáculo –cualquiera sea este- por la élite de poder en un mundo capitalista. Entendemos también, entonces, que el espectáculo es algo muchas veces montado, como un eco de nuestra realidad, una aspiración, una alienación (aunque no esté de cien por ciento acuerdo con esa palabra en estos tiempos de globalización): “El espectáculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante y la afirmación de toda vida humana (y por tanto social) como simple apariencia”.

Y no sólo es un eco o una aspiración, el espectáculo también tiene un objetivo, como todo proyecto lo tiene: es “el resultado y el proyecto del modo de producción existente” “producto de la división del trabajo social y del órgano de la dominación de clase”. El espectáculo como lo conocemos busca el poder, el control sobre las masas, y se da fácilmente gracias a un sistema económico que lo permite: “No es más que la economía desarrollándose por sí misma”. Es tan fácil como decir que quien tiene dinero y poder, dirige el mundo: “El espectáculo es el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en imagen.”

El control que se ejerce sobre la masa, además, llega con un mensaje que busca plantar una idea, una opinión o, más importante, un modo de vida: “No dice más que “lo que aparece es bueno, lo que es bueno aparece”.” En este sentido, hablar de alienación es un poco más complejo, ya que el término aplicado actualmente al espectáculo es una especie de realidad platónica con la que sueña el espectador, o en el peor de los casos, cree que tiene: El espectáculo es la negación de la vida que se ha hecho visible.

“La burguesía ha llegado al poder porque es la clase de la economía en desarrollo”

A lo largo de la historia, este mecanismo de protección del poder ha ido transformándose hasta llegar al momento en que la lucha entre burguesía y proletariado es dominada de manera muy sutil por la sociedad capitalista: La clase capitalista “es modesta sólo en este punto, pues su inexistencia oficial debe coincidir también con el nec plus ultra del desarrollo histórico, que simultáneamente se debería a su dominio infalible.” Y hago hincapié al decir que sólo de esta manera es que se logra controlar a la masa descontenta, pues se expone a una realidad comprada por la sociedad capitalista, y se logra mantener a raya a algunos como hacer pasar por dementes a otros: “La burocracia debe ser la clase invisible para la conciencia, de forma que toda vida social se vuelve demente.”

Al día de hoy, el espectáculo es parte esencial del capitalismo, que lo ve como una herramienta útil para marcar el ritmo de vida, que a su vez define las pautas de lo que se consume, piensa, vive e incluso llega a redefinir nuestros conceptos de visualidad, de calidad de vida, y -por supuesto- de espectáculo: “El tiempo de consumo de las imágenes (…) es inseparablemente el campo donde se ejercen plenamente los instrumentos del espectáculo”.

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