sábado, 29 de noviembre de 2014

El ELLO, el YO, El SUPER YO

Ello
El ello se consta de todos los componentes biológicos de la personalidad, como los instintos sexuales y agresivos. Este es el único componente de nuestra personalidad que está presente en nuestra vida desde que nacemos. Los otros elementos se desarrollan durante nuestra vida. El ello funciona inconscientemente, responde directamente a nuestros instintos.
El ello es como una fuente plena de instintos primarios. Es como la “olla a presión”. Según la teoría freudiana,  el ello se guía por el principio del placer, que tiene un único propósito – obtener satisfacción inmediata de todos los deseos y necesidades humanos.
Parece que es imposible satisfacer todas las necesidades y deseos de nuestra vida. A veces una necesidad puede ser dejada insatisfecha. Los que no cumplan sus necesidades van a experimentar un estado de ansiedad o tensión.
Como ya he dicho, el ello está presente en nuestra vida desde que nacemos. Por ejemplo, un bebé hambriento gritará hasta que su necesidad se satisface. El ello es muy importante en nuestra vida, porque nos guía a satisfacer nuestras necesidades primarias para sobrevivir.
Cuando nuestras necesidades están satisfechas, lo que sentimos se llama placer. El ello no se ve afectado por la realidad o la lógica. Las consecuencias no significan nada para el ello, él tiene un soló propósito: satisfacer las necesidades primares.
Yo
El yo es responsable de la relación con la realidad. Este componente de la personalidad tiene el propósito de asegurarse que los impulsos del ello pueden expresarse de una manera aceptable para la sociedad en que vivimos. El yo desarrolla varios mecanismos de defensa para hacer frente a la ansiedad y las tensiones.
El yo es impulsado por el principio de la realidad que trata de satisfacer los impulsos del ello de una manera aceptable. El principio de la realidad compara los costos y los beneficios de una acción y después, decide actuar o abandonar los impulsos respetivos.
El yo es el mediador entre los deseos poco realistas del ello y el mundo externo, el mundo real. El yo también busca el placer tal como el ello lo hace. Pero hay una diferencia. El ello busca el placer y no le importa en absoluto las consecuencias. El yo trata de evitar el dolor y busca el placer de una manera realista.
Freud hizo una analogía: el ello es el caballo, mientras que el yo es el piloto. El piloto trata de controlar la fuerza superior del caballo.
A menudo se utiliza la metáfora del iceberg para explicar la relación entre las tres partes de la psique humana: ello, yo y superyó. Según esta metáfora, el ello representa la mitad de la conciencia y una cuarta parte del preconsciente. La otra cuarta parte se encuentra en el inconsciente.

Superyó
Según Sigmund Freud, el último componente de nuestra personalidad es el superyó. El superyó incorpora las normas morales y valores de la sociedad en que vivimos. Aprendemos estas normas y valores, especialmente de nuestros padres, pero también de otras personas que nos rodean como amigos, abuelos y maestros. Freud sugirió que el superyó se desarrolla a la edad de 4 – 5 años, durante la etapa fálica del desarrollo psicosexual.
El superyó controla los impulsos del ello, especialmente los no aceptadas por la sociedad en que vivimos. Por lo general, los instintos sexuales y agresivos no son aceptados por las personas que nos rodean.
El superyó tiene dos partes principales: el ideal del yo y la conciencia moral.
El ideal del yo es el retrato imaginario que muestra cómo debemos ser para respetar las reglas de la sociedad en que vivimos. El comportamiento que tratamos de lograr es fuertemente influenciado por nuestros padres y otros autoridades de nuestra vida. Respectando estas normas y reglas, nos sentimos aceptados, y tenemos sentimientos de orgullo y logro.
La conciencia moral contiene información acerca de las cosas y el comportamiento inaceptable por nuestros padres o por nuestra sociedad. Comportamientos prohibidos pueden conducir a la pena y el sentimiento de culpa. Por ejemplo, si el yo trata de satisfacer los impulsos agresivos del ello, el superyó hará que la persona se sienta culpable.
Los seres humanos parecen ser un campo de batalla donde dos luchadores de gran alcance, el ello y el superyó luchan juntos. El yo tiene la misión difícil de mediar los conflictos entre el ello y el superyó. El ello exige la satisfacción de los instintos primarios. El superyó se centra en las normas morales de nuestra sociedad y puede hacer que el yo se sienta culpable.
Según Sigmund Freud, una personalidad sana se caracteriza por un equilibrio entre  los tres elementos de la mente humana: ello,  yo y superyó.

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