He leído que en Chile se piensa que los Indios no tienen
cultura, que son incivilizados, que son intelectual y artísticamente inferiores
en comparación a los blancos y los Europeos. Más elocuente que mi opinión, en
todo caso, son los testimonios gráficos. Es mi esperanza que un atestado
imparcial y objetivo examinará esta evidencia. Siento que soy un representativo
de mi raza; mi gente habla a través de mis fotografías
Vista de Coaza, Departamento de Puno, en donde nació Martín Chambi
Balcón de Herodes. Cuzco, 1930
La familia de Ezequiel Arce con su cosecha de papas. Cuzco, 1934
Jugando al sapo en la chichería, Cuzco, 1931
Boda de don Julio Gadea, prefecto del Cuzco, 1930
Campesinos indígenas en el juzgado, Cuzco, 1929
Ceremonia de los cirios en el templo de Ayaviri. Puno, 1938
Muro de las cinco ventanas, de Wiñay Wayna. 1941
Martín Chambi nace en una familia de campesinos quechuahablantes
a finales del siglo XIX. En su condición de indio y desheredado, la pobreza y
la muerte del cabeza de familia hace emigrar al joven Martín Chambi, con sólo
catorce años, a buscar trabajo en las multinacionales que explotan las minas de
oro de Carabaya en la selva a orillas del río Inambari.
La fortuna hace que sea allí donde traba su primer contacto
con la fotografía, aprendiendo sus rudimentos de los fotógrafos ingleses que
trabajan para la Santo Domingo Mining Co. Ese encuentro fortuito con la nueva
técnica prende en él la chispa que le decide a buscarse el sustento como
fotógrafo. Para ello emigra en 1908 a la ciudad de Arequipa, donde la
fotografía está muy desarrollada y donde descollan figuras de fotógrafos
notables que venían tiempo marcando un estilo propio y manejando una técnica
impecable.
Muchos críticos aseguran que dividió su trabajo en dos
grupos: el de índole comercial, que incluía los retratos por encargo, en
estudio y exteriores así como los grandes retratos grupales y el otro de carácter
personal, que incluía su registro antropológico, básicamente retratos de la
etnia andina y registro de tradicionales locales, también estarían sus
numerosas vistas urbanas del Cuzco y sus vistas de restos arqueológicos. Si
bien esta parte de la obra es cuantitativamente menor, se distingue por haber
sido realizada con notable persistencia y continuidad.
El contexto social y cultural en que se desarrolló fue el
óptimo, pues una ola creciente de interés turístico e histórico y de
investigaciones arqueológicas (la ciudadela de Machu Picchu fue descubierta
oficialmente en 1911), así como la llegada al sur de los beneficios modernos de
la tecnología (motocicletas, automóviles, vuelos aéreos, nuevas carreteras),
fueron, indudablemente los acicates visuales de su inquieto espíritu
observador. Chambi fue uno de los protagonistas de la denominada Escuela de
Fotografía Cusqueña. Expuso en vida por lo menos diez veces, tanto en el Perú
como fuera de él.
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