Walter Benjamin
La lectura nos plantea sobre la
reproducción del arte, así nos cuenta desde los inicios los pasos
evolutivos y también cómo es que esta reproducción afecta a la
obra y a su “aura”. La reproducción en la obra de arte es algo
de lo que esta es susceptible, ya que es algo hecho por el hombre que
podía ser imitado por el mismo, estos les enseñaban a los alumnos
con fin didáctico, los maestros lo hacen para difundir obras, y
otras personas para generar dinero. A lo largo de la historia se ha
ido viendo este desgaste de las obras gracias a su cantidad
reproductiva, empezando con la xilografía en la Edad Media, que era
un grabado a madera. Luego vino con la litografía un grado de
reproducción totalmente nuevo, yendo al paso con la imprenta.
Después de unos años vino la fotografía inherentemente
reproductiva y pensada para eso, y a la vez hecho a través de la
máquina.
Esta obra, sin más ni más es una
crítica a la reproducción ya que está afecta directamente el aura
de las obras, el aura es la manifestación irrepetible de una
lejanía, tiene inicio en una obra junto a la creación de esta, en
su utilidad, sea para culto, ritual. El aura contiene entre sus
características a la unicidad, que es lo contrario a reproducción,
es que es el aquí y ahora de las obras que no puede ser reproducida
y que por alteraciones se logra perder, ya que el aquí y ahora de
las obras se basa en eso, el momento, algo irrepetible.
La obra tiene valor cultural y valor
exhibitivo, el primero empieza desde que este se encuentra ligado al
servicio de culto, estas obras necesitan, por ser culturales, estar
más presentes que ser vistas, Benjamin nos da un ejemplo de los
estatuas de los dioses de algunas religiones que solo pueden ser
vistas por los sacerdotes y en la sella, pero ¿qué es si sacamos a
estas de aquí?, pues pierde su valor cultural y pasa a ser exhibida
al momento que es accesible a las masas, perdiendo su tradición. El
valor exhibitivo va de la mano de la reproducción y es cuán fácil
es para esta ser vista o exhibida, un retrato es más fácil de ser
exhibida y reproducida que una estatua en un templo, ya que una va de
todos lados y la otra está perenne en un lugar.
También nos da el ejemplo del cine y
el teatro, en el teatro los actores le hacen frente al público
mientras en el cine, a las cámaras, en este momento el actor pierde
su aura, aceptando actuar frente a la máquina, y por esto él tiene
que actuar con toda su persona viva pero renunciando a su aura porque
el aura está ligada al aquí y ahora. Del aura no hay copia.
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