El hombre de la cámara muestra un día en la vida de un operador soviético, dedicado a filmar una ciudad soviética desde el amanecer hasta la noche. Se ha relacionado con una modalidad de documentales urbanos que tuvo éxito en la época. Lo que distingue a la obra de Vértov es la voluntad de realizar un análisis marxista de las relaciones sociales mediante el montaje.
El hombre con la cámara es un híbrido poderoso y profundamente emocionante entre la técnica y la poética, entre una mirada reflexiva a los interior de una ciudad industrial, mediante los planos en las fábricas y de los dispositivos mecánicos, y el retrato de los rostros de los niños, las mujeres, los ancianos e, incluso, un parto.
La primera secuencia comienza con el hombre de la cámara y la gran cámara omnipresente, que todo lo ve representados en un mismo plano, compartiendo significado el uno con el otro. El camarógrafo brindándole vida a esa cámara y la cámara dándole posibilidades al ojo humano de explorar y ver más allá de sus capacidades. El hombre de la cámara y la cámara hombre, que observan la ciudad desde lo alto (no en vano es un contrapicado del ángulo usado), son la gran representación omnipresente a lo largo del filme.
Otro momento importante es el inicio de las labores, el momento de despertar. El despertar de la mujer levantándose rápidamente de su cama parece una manera del autor de decir “la ciudad finalmente despierta”.
El hombre de la cámara grabando es una metáfora que representa relatividad de las imágenes. Las imágenes ya no son la realidad, la realidad es manipulable a través de la cámara.
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