La Sociedad del Espectáculo - Guy Debord

En 1957 se constituye la Internacional Situacionista. Guy Debord está entre sus fundadores y va a ser el principal referente teórico del grupo En 1967, Debord había escrito su obra fundamental, “La sociedad del espectáculo”, que él mismo llevará al cine en 1973. En su libro, Debord, en resumen, plantea lo siguiente: toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presentan como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación. Las imágenes que se han desprendido de cada aspecto de la vida se fusionan en un curso común, donde la unidad de la vida ya no puede ser restablecida. El espectáculo se muestra a la vez como la sociedad misma. No es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizadas por imágenes. Comprendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto del modo de producción existente. No es un suplemento al mundo real, es el corazón del irrealismo de la sociedad real, bajo todos sus medios, tales como la propaganda o información, publicidad o consumo, el espectáculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante además de los fines del sistema existente.

Por más que Debord y el situacionismo aparecieran en su época como un movimiento radicalmente innovador,  los análisis de Debord no se apartan, en lo esencial, del marxismo.

Debord, en la película, hace una selección de fragmentos de su libro, los cuales son narrados mientras en la pantalla aparecen imágenes, más o menos relacionadas con el texto, tomadas de fuentes diversas, tales como noticiarios de la época, anuncios publicitarios, fragmentos de conocidas películas, documentales, ficción, moda, arte Hollywood, etc. Todo ello de acuerdo con el característico “détournement” situacionista, recuperación de elementos ya existentes para reutilizarlos en un sentido revolucionario y critico.

Mas alla del interés de Debord al crear esta película, creo importante la lectura del libro en su totalidad pues la complejidad conceptual del discurso hace de él, un texto destinado a ser leído para una comprensión de sus ideas con toda claridad y profundidad.